05 octubre, 2022

Impresionismo, Sol Naciente

    Hemos visto una serie de obras impresionistas en subastas, pagando millones de euros por un lienzo. Es arte. No lo intentes comprender, solo disfrútalo. 

    El impresionismo pasa por ser una de las expresiones pictóricas más importantes no solo del siglo XIX, sino de toda la Historia de la pintura. Ahora pasaremos a ver qué ocurre, cómo se llega a él, aunque sea repasando un pedazo del arte anterior, el Romanticismo, para ver el nuevo. 

Para ello, te recomiendo que te pongas esta música, del compositor polaco Chopin, romántico, para ambientarte. Fíjate en la diferencia de ritmo en la composición, porque eso ya es romántico.



    En primer lugar, pasemos a ver el precedente romántico. Es un movimiento ideológico que surge en torno a 1830 como reacción al arte frío y rígido del Neoclasicismo. Ya hemos visto alguna obra de Friedrich, como por ejemplo «El caminante sobre el mar de nubes» (1818) o también «El templo de Juno en Agrigento».


    Sin embargo, las características románticas de la pintura se ven en el siguiente artista, Delacroix, como son:
  1. Defiende la libertad, el individualismo y el instinto frente a la razón.
  2. Prima el color frente al dibujo y la línea (los contornos de las figuras).
  3. Usa colores brillantes, con una luz que destruye la forma de los objetos.
  4. Mucho movimiento, mucho dinamismo, con gestos dramáticos.
La matanza de Quíos.
Ello se puede ver en las dos obras que presentamos. La de arriba, «La matanza de Quíos», busca representar la libertad del pueblo griego frente al Imperio Otomano, mientras que la de abajo, «La libertad guiando al pueblo», se ambienta dentro de la revolución de 1830 en Francia, con diferentes representantes de la sociedad burguesa que son abanderadas por una mujer semidesnuda, con bayoneta calada, por las calles de París. Es una composición piramidal donde destacan los colores azul y rojo, pero por encima de todo está el movimiento de las figuras, el dinamismo.




    Sin embargo, el IMPRESIONISMO tendrá, pese a beber de este Romanticismo, identidad propia. Vamos a ver una serie de autores, no todos, pero en esta primera imagen sí que tenemos las firmas de todos los integrantes de esta corriente pictórica.

Firma de los autores impresionistas sobre sus fotografías.
    El término impresionista surge en 1874, cuando se presenta en una exposición de una sala de fotografía el cuadro de Monet que abajo reproducimos: «Impresión. Sol Naciente». La crítica lo acogió con gran sorna (burla, a broma), y bautizó al nuevo estilo como Impresionismo. Esta nueva expresión tiene unos rasgos:

  • Pinceladas puras, directas. De cerca se ven como bocetos, mientras que de lejos se ve el cuadro en sí.
  • Captar la naturaleza, a modo de fotografía, es su objetivo. Pero no una naturaleza definida, sino que las formas se desmaterizalizan, se difuminan.
  • El color prima sobre la forma, aplicándose y mezclándose directamente en el lienzo. Sobre todo usan colores primarios (rojo, azul y amarillo) pero también complementarios (verdes, naranjas y violetas).


    El primer representante que vamos a ver es Claude Monet. Es el más poético de los impresionistas. Pinta paisajes, ríos, lagos y paisajes urbanos, con pinceladas rápidas de colores puros. Abajo tenemos el cuadro que da nombre al movimiento, «Impresión. Sol Naciente», así como «Nenúfares».




    Hablábamos de luz como característica impresionista, y tenemos una muestra en la serie de pinturas sobre «La catedral de Rouen».




    El más clásico de los impresionistas es Auguste Renoir. Es el pintor de la alegría, de la diversión burguesa parisina, y le interesa más cómo el sol afecta a los objetos que los propios objetos representados. Con su «Moulin de la Gallete»«Los paraguas» demuestra que realiza una pincelada muy suelta y da un colorido vibrante.






    Pasando ya a lo que se puede llamar POSIMPRESIONISMO. Una personalidad que crea un nuevo lenguaje pictórico fue Vincent Van Gogh. En sus 39 años de vida, vivió muchas crisis psicóticas y pintó nada más y nada menos que 879 obras. Solo vendió un cuadro en vida, y hoy se piden millones de euros por uno en cualquier subasta.

    Lo que ve desde la ventana del manicomio de Saint Remy, donde está recluido, pinta con una de las pinceladas más personales de la Historia «La noche estrellada», con el morado y el amarillo como colores más usados.
    Hay mucha expresividad y violencia en el color, a lo que ayudan tanto los contrastes entre colores fríos (verdes y azules muy intensos) y los cálidos (amarillos y naranjas). Lo mismo ocurre con las líneas, que giran sobre sí dando vida a cada forma: cipreses, cielo, montañas y casas.


    Y para terminar, «Los girasoles» es un sencillo jarrón sobre un fondo ocre, delimitada por una gruesa línea de pared en tonos verde-azulados. Se distribuyen las flores de manera anárquica, contrastando sus tonalidades con el fondo.
    La pincelada de Van Gogh es muy rápida, como se ve en el jarrón. Usa tonos azules, ocres, amarillos y verdes, muy del gusto del pintor holandés.



Como actividad, escoge tres artistas más de este movimiento impresionista, investiga sobre sus peculiaridades y nombra tres de sus obras más conocidas.

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