09 junio, 2020

Maquiavelo nunca fue maquiavélico


Nicolás Maquiavelo, un funcionario de la Florencia de los Medici, escribe en 1513 un libro que será venerado por muchas personas de diferentes ideas en los siglos posteriores. Es, seguro, uno de los libros más influyentes de todo el siglo XVI, amado por estadistas tan diferentes en ideas como Mussolini o Stalin, considerado por algunos como el padre de los Derechos Humanos, por otros como un escrito sin sentimientos…
Lo mejor es que juzgues por ti mismo. No te pido que te leas el libro, porque puede ser algo complicado para tu edad (aunque es una lectura que antes o después debes hacer). Sí vamos a tener una idea de quién es Maquiavelo, y qué dice.

Niccola Macchiavello, nombre real del autor de "El Príncipe".

Lee estos fragmentos escogidos de “El príncipe” para ver su esencia. Debes leer tranquilamente, viendo qué quiere decir cada frase. Cuando encuentres este signo […] quiere decir que hay más texto, pero que se ha eliminado para no distraer: 

Capítulo XVII
De la crueldad y la clemencia; y si es mejor ser amado que temido, o ser temido que amado
[…] declaro que todos los príncipes deben desear ser tenidos por clementes y no por crueles […]. Por lo tanto, un príncipe no debe preocuparse si le dicen cruel, siempre y cuando su crueldad sea para mantener unidos y fieles a los súbditos.
Con pocos castigos, aunque crueles, un príncipe será mejor que aquel que gobierna con demasiada clemencia, porque así los desórdenes se multiplican, las matanzas crecen y pierde poder […]. Y si es un príncipe nuevo, debe demostrar crueldad, pues todo nuevo gobierno trae consigo muchos peligros […].

Surge de esto una cuestión: si vale más ser amado que temido, o temido que amado. Lo mejor es ser ambas cosas a la vez, pero como es difícil lograr esto, considero que es más seguro ser temido, porque de gran parte de los hombres se puede decir que son ingratos, volubles, estafadores, cobardes ante el peligro y avariciosos.

Mientras les haces bien, son completamente tuyos: te ofrecen su sangre, sus bienes, su vida y sus hijos; pero cuando la necesidad se presenta se rebelan. […] Y los hombres prefieren ofender a un gobernante que se haga amar que a uno que se haga temer; porque el amor es un vínculo de gratitud que los hombres, perversos por naturaleza, rompen cada vez que pueden beneficiarse; pero el temor es miedo al castigo que no se pierde nunca.

No obstante, el príncipe debe hacerse temer pero evitando que se le odie, pues se puede ser temido y no odiado. Para ello bastará con no apoderarse de los bienes y de las mujeres de sus ciudadanos y súbditos, y que no mate a alguien si no hay motivo claro. Pero sobre todo abstenerse de los bienes ajenos, porque los hombres olvidan antes la muerte del padre que la pérdida del patrimonio. […]
Florencia, la ciudad de Maquiavelo.

Capítulo XVIII
De qué modo los príncipes deben cumplir sus promesas
Nadie deja de comprender cuán digno de alabanza es el príncipe que cumple la palabra dada, […] pero la experiencia nos demuestra, por lo que sucede en nuestros tiempos, que son precisamente los príncipes que han hecho menos caso de sus promesas juradas […] los únicos que han realizado grandes empresas.

Digamos primero que hay dos maneras de combatir: una, con las leyes; otra, con la fuerza. La primera es distintiva del hombre; la segunda, de la bestia. Pero como a menudo la primera no basta, es forzoso recurrir a la segunda. Un príncipe debe saber entonces comportarse como bestia y como hombre […].

De manera que, ya que se ve obligado a comportarse como bestia, conviene que el príncipe se transforma en zorro y en león, porque el león no sabe protegerse de las trampas ni el zorro protegerse de los lobos. Hay, pues, que ser zorro para conocer las trampas y león para espantar a los lobos […]. Hay que saber disfrazarse bien y ser hábil en fingir y en disimular. Los hombres son tan simples y de tal manera obedecen a las necesidades del momento, que aquel que engaña encontrará siempre quien se deje engañar.
[…] No es preciso que un príncipe posea todas las virtudes, pero sí es necesario que aparente poseerlas. Está bien mostrarse piadoso, fiel, humano, recto y religioso, y asimismo serlo efectivamente; pero se debe estar dispuesto a irse al otro extremo si ello fuera necesario. Y ha de tenerse presente que un príncipe, […] para conservarse en el poder, se ve arrastrado a obrar contra la fe, la caridad, la humanidad y la religión. Es preciso, pues, que tenga una inteligencia capaz de adaptarse a todas las circunstancias, y que, como he dicho antes, no se aparte del bien mientras pueda, pero que, en caso de necesidad, no titubee en entrar en el mal.
Por todo esto un príncipe debe tener muchísimo cuidado de que no brote nunca de los labios algo que no esté empapado de las cinco virtudes citadas [piedad, fidelidad, humanidad, rectitud y religión], y de que, al verlo y oírlo, parezca la clemencia, la fe, la rectitud y la religión en persona. Pues los hombres, en general, juzgan más con los ojos que con las manos, porque todos pueden ver, pero solo unos pocos tocar. Todos ven lo que pareces ser, mas pocos saben lo que eres; y estos pocos no se atreven a oponerse a la opinión de la mayoría, que se escuda detrás de la majestad del Estado. Y en las acciones de los hombres, y particularmente de los príncipes, donde no hay apelación posible, se atiende a los resultados […]

Portada actual de "El Príncipe", escrito en 1513.

Ahora, como Actividad, te propongo cuatro preguntas que debes hacer A MANO, en un resumen tuyo personal:

1) Busca información sobre Nicolás Maquiavelo, sobre su vida.

2) Escoge uno de los dos capítulos que tienes más arriba, y habla sobre qué te ha llamado más la atención y por qué, explicándolo con tus palabras.

3) Investiga qué significa nuestro adjetivo maquiavélico, y relaciona ese significado con lo que has leído.

4) Escoge otras tres sentencias de Maquiavelo que encuentres en internet, y reflexiona en dos o tres líneas qué quiere decir.


¡¡GRACIAS!!

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