04 octubre, 2011

Antes de los romanos...


    Hay otra vida en Hispania antes de que Roma apareciera por aquí. Son los pueblos prerromanos, tribus organizadas que se distribuyeron por toda la Península Ibérica recibiendo con los brazos abiertos o cerrando las puertas en otros la llegada de Roma a nuestras costas. Son cuatro siglos, desde el VI al II a.C., con características propias según cada pueblo y que hunde sus raíces en el Bronce Final, en los inicios del I milenio, que es cuando muchos de los centros que serán importantes posteriormente se forman.
    Asimismo, el auge se puede observar en hechos como la aparición de la moneda propiamente ibérica en Arse (la romana Saguntum), de bronce y plata, ante la necesidad de facilitar los contactos comerciales con otras ciudades. Tras la II Guerra Púnica se extendió su uso a Cesse (Tarragona), Cástulo, Obulco (Porcuna), Ilerda y Barcino (Barcelona), popularizándose con la conquista romana.

    La escritura será el otro gran rasgo ibero. Conservada en unas 1.700 inscripciones, se descifró gracias a Manuel Gómez-Moreno en 1922, aunque no se comprende todavía ya que no se dispone de una sintaxis ni una semántica del idioma ibero.
    Su origen depende de la zona de la que proceda. Si la turdetana, que data del siglo VIIIVII a.C., hunde sus raíces en Tartessos, la más conocida hoy, la levantina, cuenta con una mayor influencia griega, aproximadamente del siglo V.

    Dos son los grandes grupos de pueblos en los que podemos dividir esta amalgama, según se ve en este magnífico mapa sacado de un buen blog:





Los iberos: comprende todo el litoral sur y este de la Península Ibérica, el cual estuvo en contacto con los diferentes pueblos del Mediterráneo oriental que se sucedieron. Comprende una serie de pueblos, que ahora detallaremos, con algunos rasgos comunes en cuanto a cultura material e instituciones: la tipología de las casas, la cerámica, la rica y variada metalurgia o la religión –en contacto con la naturaleza, con ritos en cuevas, abrigos y en cultos de tipo familiar–, el poder centralizado en una persona y con una ciudad predominante…


Los celtas: con una cultura diferente se desarrollará en el centro y fachada atlántica peninsular. Son el sustrato celta, que los lingüistas han documentado pero que las evidencias arqueológicas no pueden demostrar fehacientemente debido a la aculturación ibera que muchas zonas sufren. Es un tema muy controvertido.
     La hipótesis más verosímil a día de hoy es que el proceso de celtización arranca del propio sustrato indoeuropeo de la población que llega a la Península, reforzado por pequeñas élites guerreras del mundo celta extrapirenaico –que no necesariamente degenerarían en violencia, sino en simple dominio de una zona–, extendiéndose posteriormente.
    El fenómeno va más allá, puesto que el uso de mercenarios celtas peninsulares por parte de otras zonas, como Turdetania, haría que zonas como Beturia, la serranía de Ronda o áreas pastoriles del sur portugués adopten costumbres o controlen alguna población, como se ha visto en Obulco u Oretum, con nombres celtizados.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Gracias por contribuir a este blog!