22 noviembre, 2020

Doctor Livingstone, supongo (CAUSAS)

El 10 de noviembre de 1871, el periodista Henry M. Stanley encontró al explorador escocés David Livingstone en Ujiji, una remota aldea a orillas del lago Tanganika. Pronunció la famosa frase del título de la entrada (aunque hoy hay una teoría que lo niega) después de buscarlo por los 30 millones de kilómetros que tiene África durante 296 días. El reportaje que escribió después en el New York Herald iba en portada: el explorador era un tipo mediático, muy conocido, muy muy famoso.

Alejándonos de la anécdota histórica, esto nos da para introducir un tema: el imperialismo, un sistema que, entre 1871 y 1919, hizo que un Estado (la metrópoli) se expande a costa de otros estados diferentes en cultura, raza o nacionalidad (colonia). Esto se hace mediante dos formas:
  1.  Con el uso de la fuerza (conquista militar).
  2. Con una presión económica y política de tal calibre que el Estado víctima no tenga más remedio que plegarse a las exigencias que se le formulan.
Caricatura de la Inglaterra imperialista, con todos los territorios que controla en el XIX.
    Las metrópolis, países de origen y conquistadores, se expanden durante todo el siglo XIX e inicios del XX por Oceanía, Asia y África por una serie de causas:

 ECONÓMICAS. La crisis de 1873 provoca el descenso de precios, y para evitar eso se opta por el proteccionismo, es decir, proteger con impuestos muy altos a los productos que vinieran de fuera del país.
   Pero esto no basta. Se necesitan encontrar nuevos mercados que no estuviesen cerrados, y que además proporcionasen mano de obra, materias primas y fuentes de energía baratas. La balanza comercial, vendiendo en las colonias productos manufacturados, siempre sería positiva para la metrópoli.
Cuadro de factores del imperialismo que complementan.

    Por otro lado, Inglaterra, Holanda y Francia tienen mucho dinero gracias a su industria, y buscan invertir en otros países de otros continentes con préstamos, ferrocarriles, instalando puertos… El Estado será la forma de canalizar esos excedentes de capital.

DEMOGRÁFICAS. La población europea se duplica: entre 1870 y 1914 hay 150 millones más de europeos. Sin embargo, el desarrollo de la industria hace que no haya empleo para todos, y deben emigrar. Unos 40 millones de europeos emigran, sobre todo a América, pero no solo ellos. Sirva como anécdota los 125.000 chinos que llegan a Cuba entre 1853 y 1874, o los 111.000 que vivían en California en 1876.

IDEOLÓGICAS. La religión será la excusa para la colonización de zonas de África y Asia. La revelación de la verdadera religión supondrá un contacto y asimilación por parte de los países imperialistas. Además, hace acto de presencia el racismo encubierto, como la idea de R. Kipling de «la carga del hombre blanco» que tenía por civilizar el mundo.

TÉCNICO−POLÍTICAS. Algunos políticos intentarán tapar los fracasos en sus países con  los éxitos en el exterior. Además, los avances técnicos necesitan de materias primas que están en África y Asia, y es el Estado de estas metrópolis, como Francia o Inglaterra por poner un ejemplo, quienes se encargan de asegurar que las industrias de su país sigan desarrollándose, y se lanzan a controlar territorios. 

CIENTÍFICAS. Existe un interés cada vez mayor por descubrir y analizar fauna y flora del mundo. Será ahora cuando surge la National Geographic, por ejemplo, y otras sociedades que investigan la Tierra, el subsuelo, la física, la química...


     Autores como Jules Verne, Rudyard Kipling, Joseph Conrad o Jack London alientan el conocimiento de otros continentes en sus evocadoras novelas o publicaciones periodísticas.

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